Hoy que los copos me han hecho cambiar el ritmo del día…
Desde hace algunos meses Ricardo Gómez se ha convertido para mí en uno de los escritores de referencia en el mundo de la literatura infantil y juvenil. Con un vocabulario riquísimo y una escritura precisa describe lugares y culturas de manera que con sus libros puedes llegar a conocer, y estar, en el Sáhara o en Montana, ahora o antes. La sensación de esos lugares se queda por días en tu memoria y en tu andar.
Su libro Ojo de Nube (Premio Barco de Vapor 2006) me encantó porque toca el tema de la diversidad funcional desde la potencialidad de la diferencia y no desde la desventaja; algo poco común en nuestra cultura donde tendemos a ver la limitación y no el alcance de ésta.
Otra de las cualidades de esta narración es su consciencia ecológica. Sus personajes (Indios Crow) toman de la naturaleza lo que necesitan para vivir. En un mundo sobrecargado de cosas, este es sin duda un valor añadido en la lectura de Ojo de Nube. Los jóvenes de la historia crecen, alimentan sus emociones sin necesidad de un Smartphone o de un Facebook, conectados con el silencio, con el respeto, con la armonía.
Ojo de Nube también nos muestra la fealdad de quienes se sienten dueños de los territorios, los que con sus fusiles matan por avaricia, para comercializar. Es en definitiva, un ejemplo minimalista de lo que pasa en el mundo, donde los valores económicos están por encima de la vida y sus consecuencias nefastas afectan a todos los seres vivos.
Esto convierte a esta novela en un libro necesario y actual. Los jóvenes ávidos de referentes pueden encontrar en él una contra a lo que les ofrecen los líderes actuales. Desfasados de los problemas cotidianos y de las necesidades vitales del ser humano. Quienes manejan nuestras vidas como si estuvieran en un vídeo juego y que frente a las tragedias, no se dan por aludidos, sino que promueven la violencia, como es el caso del actual líder norteamericano.
Pero volvamos a lo bello, a lo que se hace desde el corazón y con ganas, volvamos a Ojo de Nube, un libro que aborda a los guerreros como personajes capaces de manejar su poder para el bien común; sus líderes son astutos y saben pelear por los intereses de todos. La muerte es un lugar de perdón, de memoria y de cambio.
En uno de sus capítulos aparece el caballo, un animal sensible y próximo para aquel humano que lo busca desde el respeto. Su conexión con el protagonista es mágica, conmueve su capacidad de escuchar, comunicar y acompasarse al ritmo de los caballos hasta convertirse en su líder. Su desigual percepción del entorno lo ayuda a encontrar nuevos caminos para la resolución de problemas. Su diferencia se crece en las adversidades y le honra con ventajas únicas.
La recreación que hace Ricardo Gómez de la cotidianidad de los Crow, nos transporta, nos lleva a convivir con ellos mientras dura la lectura, nos aísla en una comunidad con leyes que pueden converger o no con la nuestra, y nos invita a reflexionar sobre el mundo que construimos, el lugar que ocupamos en él y la responsabilidad que todos tenemos con la vida.