Duermevela: Transformar el miedo en curiosidad









“Cuando Elisa no puede dormir sale a dar una vuelta por Duermevela”

Desde octubre podemos ver en las librerías Duermevela, libro álbum para niños que nos habla de una inquietud que tenemos la gran mayoría de padres: que nuestros hijos se duerman tranquilos.

Este libro tuve la oportunidad de conocerlo a través de su autor, escritor venezolano y amigo muy querido: Juan Ignacio Muñoz-TébarJuan Ignacio  me explicó  que el proyecto germinó una noche en la que su hijo Gastón no podía dormir. Allí surge la necesidad, y como muchas obras que surgen de la necesidad individual, Duermevelase convierte en una obra universal.

Es muy común entre los niños que antes de dormir los asalten pensamientos que nacen del miedo. Aparecen ogros, brujas, animales feroces. La oscuridad es vista como un espacio infranqueable donde las sombras y los sonidos se convierten en posibles monstruos informes detonantes del llanto. La compañía emerge con un escudo y los padres perdemos la paciencia, pues queremos que nuestros hijos se duerman solos.

Para Juan Ignacio Muñoz-Tébar los monstruos y los miedos también pueden dormir. Y al igual que nosotros, justo antes de dormirse, también se pasean por la vigilia. Así que un día decidió acompañar a su hijo a través de un bosque oscuro y darles las buenas noches a todos los animales, los fantasmas y los miedos que lo habitaban.

Esta preciosa idea podría haberse quedado en la habitación de un padre que le explica a su hijo un cuento. Pero no fue así. Juan Ignacio Muñoz-Tébar elaboró la historia y tocó la puerta de una de las más prestigiosas editoriales para niños: Ekaré. Tal vez fue el azar, pero sembrar una semilla en el lugar correcto y en el momento oportuno puede dar como resultado un fruto maravilloso.


De la idea inicial al resultado pasamos por un proceso de casi tres años, explica Juan Ignacio. Un proceso de creación al que se une otro venezolano: Ramón París, quien con sus ilustraciones ilumina el recorrido que hace Elisa, la protagonista del cuento, por el mundo de la vigilia.
Con dos venezolanos como creadores y Ekaré como editor (ésta editorial nace en Venezuela en 1978), el libro comienza a “tropicalizarse”. El bosque inicial se convierte en una selva y sus habitantes son tan exóticos como en realidad lo son muchos de los animales que habitan aquellas tierras. El texto y la ilustración se dan la mano como en los mejores libros-álbumes; se acompañan y se completan, sin que nada sobre o falte. Los silencios del texto se funden en las magníficas ilustraciones normalizando la oscuridad, en un recorrido en el que puedes escuchar los bostezos de aquella selva.

Elisa al principio camina sola, y luego, lo hace en compañía de su amigo Estebaldo, un oso hormiguero que tampoco puede dormir y que se alumbra con un tarro lleno de luciérnagas. La luz es uno de los elementos de mayor interés en este libro álbum. Elisa y Estebaldo salen con sus pequeñas luces a iluminar la frondosa oscuridad de Duermevela. Una selva que se tiñe de color a través de sus pasos, y que les descubren animales y estrellas.

Duermevela es ese lugar de tránsito entre la realidad y el sueño, un puente que nos ayuda a quedarnos dormidos sin que nada nos cause temor. Duermevela es un viaje tranquilo que nos invita a transformar el miedo en curiosidad. No hay más que seguir el ejemplo de Elisa: acompañarnos de un tarro de lucidez, de  paciencia y serenidad  para darles las buenas noches a nuestros hijos.

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