Danny Ronaldo: fiel al circo

Cada año intento ver algo de lo que ofrece el Festival GREC de Barcelona. Este año no tuve opción a pensarlo, al ver que venía Circus Ronaldo, mi opción estaba más que decidida. Con mucha ilusión compré mi entrada pensando que podía agotarse, y es que tener la oportunidad de ver su trabajo es un regalo que hay que saber valorar.
Hace más o menos una docena de años, mis amigos Miri Yeffet y Adrian Schvarzstein quienes trabajaron con Circus Ronaldo me invitaron a la Fira de Tàrrega a ver el espectáculo La Cucina dell’Arte.

Mi sensación al salir de aquel show fue sublime, sentía amor por lo que había visto. Recuerdo haber escrito en alguna parte: “He vuelto a sentir mirando un espectáculo”.  Un año después, tuve la gran oportunidad de viajar a Bélgica, también acompañando a Miri, y ver Fili, otro magnífico show.
En Fili, el ambiente era el gran protagonista. Los detalles escenográficos y los personajes, heredados de la comedia del arte italiana, invitaban a perderte en su absurda pero inteligente trama. Podías imaginar los frágiles, y al mismo tiempo, potentes hilos que unían aquella familia de cómicos. Viajeros, acopiadores de sonrisas, de aplausos, de emociones.

Fili, me despertó otra sensación: curiosidad por aquel mundo que pisaba por primera vez. Entendí que hacer circo no es sólo practicar una técnica escénica, es una forma de vivirla. Como una extraña, ayudé a montar y desmontar la carpa, dormí en una de las caravanas, comí de aquella comida de festival, reí y sentí. Aquello era un pedazo de realidad desconocida para mí, pero que de alguna forma también conocía, porque en todos habita inconscientemente ese universo circense.  Ese lugar onírico en el que a veces aparece un elefante, no sabemos por qué.
Circus Ronaldo es de esas escasas compañías con más de seis generaciones recorriendo el mundo con su oficio, por tanto, el haber sobrevivido, seguir avanzando, y mantenerse en este competitivo circo contemporáneo es una proeza, de la cual, actualmente es responsable Danny Ronaldo, un genio con una sensibilidad sin igual.

Danny Ronaldo es capaz de juntar ese mundo onírico de la tradición circense con una dramaturgia contemporánea e inteligente.
El resultado lo vemos en Fidelis Fortibus, donde él, único protagonista, nos recibe en el tradicional espacio circular lleno de ausencias; pues los artistas que lo acompañaban están muertos. Ya no hay lugar en el escenario para la bailarina-equilibrista, el mago, el director-presentador o el payaso. Su familia ha desaparecido, pero él se mantiene fiel a ese espacio, tal vez porque no sabe respirar en otro.

Mientras algunos que nos hemos acercado a la dramaturgia del circo buscamos nuevos lenguajes en la interpretación de la técnica, en el movimiento; Danny Ronaldo juega con la ventaja de conocer desde dentro el lenguaje y el espacio circense como nadie. Es allí donde su genialidad hace posible una dramaturgia impecable, en la que cada elemento puesto en escena tiene un valor, un objetivo dentro de la acción y un fin poético.

Esto confluye en una producción cuidada hasta el más mínimo detalle, en la que no se ven las costuras. Un resultado estético fiel a ese mundo tradicional pero que podemos visitar y entender desde nuestro lenguaje contemporáneo.
Fidelis Fortibus sólo nos pide un poco de paciencia al inicio del espectáculo, pues lentamente nos va introduciendo en un mundo del cual no querremos volver. Nos separa de nuestra realidad, reímos, amamos, somos felices.  Sobretodo sentimos empatía por aquel mozo de pista en su soledad, en sus contradicciones, en su rabia, en su sufrimiento, en su vulnerabilidad. ¿Cómo querer volver de este viaje por las emociones que nos regala Circus Ronaldo?

A través de Fidelis Fortibus, podemos imaginar a Danny Ronaldo en su encierro de creador, probando ideas, desechando imágenes, seleccionando lo mejor, lo que funciona, lo que no falla.  También podemos imaginar un niño de doce años montando aquella carpa de circo, horas de oficio pero también de despertar su imaginación, de encontrar pequeños tesoros escondidos para los ojos de un adulto. Es allí donde nace ese germen que acompaña inequívocamente a un creador como Danny Ronaldo.

¿Qué puedes hacer cuando tu destino es hacer circo? Ser fiel a ese destino y convertirte en un director, un intérprete que sigue teniendo esa mirada de niño llena de sorpresa, de verdad. Un artista que conoce la técnica con precisión, maneja cada detalle al servicio de un resultado estético sublime.

Esa sensibilidad es la que nos atrapa y a través de ella nos dejamos llevar por la narrativa que propone el personaje de Fidelis Fortibus, quien nos muestra, como buen clown, sus emociones hacia su familia desaparecida, ausente. Esa familia con la que compartió el escenario, pero también su amor, su odio, su compasión, su miedo.

No puedo cerrar este artículo sin decir que a sus cuarenta y nueve años, Danny Ronaldo nos deja con la boca abierta cuando ejecuta cada técnica. Lo vemos en forma, libre, con una expresión corporal llena de matices y una vivacidad contagiosa. La participación y control del público en su dramaturgia es otro de sus fuertes. Con un espectáculo que carece de palabras, mantiene una comunicación cercana y afectiva con el público, que no puede salir de la carpa sin antes darle las gracias con la mirada, con la voz, con el cuerpo, con el alma.

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Fidelis Fortibus  Fotografía  Mieke Miwian

Este último espectáculo de Circus Ronaldo, me maravilló como los anteriores, con la diferencia de que su temática, me conmovió porque como diría (parafraseando al castellano) Danny Ronaldo:

“No necesitaremos buscar mucho, para encontrarnos con uno de esos viejos hábitos que persisten a causa de una fidelidad inconsciente al pasado.”

Y es que todos hemos heredado algo de nuestra familia, y lo llevamos en nuestras acciones, en nuestra forma, en nuestro olor, en  nuestro ser.

Danny Ronaldo ha cogido los desechos del circo tradicional y los ha elevado a un lugar poético. Los convierte en luz, un gran detalle que metafóricamente está presente al final de su espectáculo. Y también en futuro, cuando vemos a su hijo Angelo salir a escena con las mazas y moverlas a la perfección.
Una vez un profesor en la universidad nos dijo que todos, hasta las señoras que limpian, tendrían que leer La Poética de Aristóteles, no estuve del todo de acuerdo. Pero sí que hoy puedo decir que es imperdonable que quienes tengan interés por el circo y la creación se pierdan el trabajo de Circo Ronaldo.
Fidelis Fortibus es un espectáculo esencial, preñado de emociones y en la emoción no hay equívoco.

* Gracias a Jo Emmers, Miri y Adrián por ayudarme a “desenterrar” recuerdos para este artículo.
 

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