Para Isa, en su cumpleaños, que también soñó con construir su barco, salió a navegar y fue la primera en darle voz y cuerpo a este cuento de mi propia cosecha. ¡Feliz Sant Jordi!
María Isabel era una niña que vivía cerca del mar. Todas las tardes se sentaba en una piedra y soñaba con navegar en un barco hacia lejanas tierras, ésas que decían los mayores quedaban a la otra orilla del azul aguamarina.
El día que cumplió seis años, María Isabel abrió su alcancía y sacó las monedas que tenía guardadas desde hacía 2.191 días, es decir, desde que nació. Con esas monedas compraría un barco para hacer realidad su sueño: salir a navegar.
Pronto se dio cuenta que eso no sería posible, porque los barcos son muy caros, carísimos. Entonces tuvo una idea genial: ella misma construiría su barco.
Juntó sus monedas y se fue a la tienda donde solía comprar materiales para hacer sus dibujos y maquetas. Compró: maderas, papel, tijeras, cordones de colores y se puso ¡manos a la obra! Se sentó sobre su piedra y empezó a soñar cómo sería su barco.
Ilustración de Debby Holzman y Cristina Rodríguez
De pronto, vio cómo desde la distancia se acercaba lentamente una tortuga:
-¿Qué haces niña?
– Estoy soñando cómo será mi barco.
-Si lo que necesitas es tiempo para soñar, yo te lo puedo dar.
La tortuga se tumbó allí, muy paciente, porque sabía que María Isabel seguiría soñando por muchos años más.
Poco después, María Isabel escuchó unos pasos muy pesados y firmes, era un elefante que pasaba a su lado:
-¿Qué haces niña?
-Estoy empezando a construir mi propio barco.
-Si lo que necesitas es fuerza para empezar yo te puedo ayudar.
El elefante se quedó allí firme y seguro, para que María Isabel recordara que tenía la fuerza suficiente para seguir construyendo su barco.
Luego, unos pasos ligeros sorprendieron a María Isabel. Era una jirafa alta y coqueta:
-¿Qué haces pequeña?
– Estoy construyendo mi propio barco.
-Si quieres que quede bonito, yo te puedo ayudar.
Y así la jirafa se metió en el barco que María Isabel estaba construyendo y lo adornó con su belleza.
Siguió María Isabel trabajando en su barco cuando escuchó que alguien se reía muy cerca de su oreja. Era un monito muy simpático:
-¿Qué haces niña? ¿Qué haces?
-Estoy poniendo bonito mi barco.
-Sí, sí, sí, sí. Está muy mono. ¡Está muy mono!
Decía el monito mientras saltaba de un lado al otro y reía sin parar. De pronto, el mono se detuvo y observó el barco y a los animales: La tortuga estaba dormida, el elefante estaba serio y callado, la Jirafa no hacía otra cosa que mirarse en el espejo. El mono inmediatamente se dio cuenta de que faltaba algo:
-Está muy bonito, pero con eso no basta. Creo que necesitas reír en tu barco, si quieres yo lo puedo intentar.
Y muy hábilmente trepó por el cuello de la jirafa y empezó a decirle algo a la oreja, luego al elefante y a la tortuga, y por último a María Isabel. Entonces la risa contagió a todos y así el mono quedó convencido de que con su buen humor en el barco de María Isabel nunca habitaría la tristeza.
Estaba María Isabel riendo a carcajadas cuando miró hacia el cielo y vio en alto unas ovejas. Las llamó y ellas se acercaron con flotando.
-¿Qué hacéis allí arriba? -preguntó la niña.
-Bééé… Béee… Estamos jugando a ser nubes… Bééés… Béees… ¿No ves? ¿No ves?
-¡Eso es imposible! ¡Sois ovejas!
Las ovejas se miraron y le respondieron:
-Si lo que necesitas es jugar y soñar, nosotras te vamos a acompañar.
Entonces, las ovejas escondieron sus patitas y así parecían realmente algodones de azúcar flotando en un cielo limpio.
María Isabel miró a su alrededor, estaba rodeada de sus amigos, tenía mucha fuerza, se sentía una niña bonita y quería continuar riendo y jugando. Y así fue como soltó los cabos que ataban su barco y comenzó a navegar.
Figuras realizadas a mano por Debby Holzman
Al pasar la barca texto e idea original de Irma Borges
Awww que bonito!
Seguro le habrá hecho mucha ilusión a Isa leerlo, me ha encantado y me lo he imaginado ❤.. que nunca falte la fuerza, el tiempo, los sueños y el buen humor para alcanzar los sueños.
Feliz Sant Jordi, bonita! 😍